Los amillaramientos aparecen por 1ª vez en la historia de España a partir de la reforma tributaria de Alejandro Mon y Ramón Santillán, contenida en la Ley de presupuestos de 23 de mayo de 1845. En este antepasado del actual catastro se recogen todos los propietarios agrícolas del municipio, con la expresión de sus propiedades, linderos, extensión, cultivos y riqueza imponible. En ocasiones, estos amillaramientos recibieron el nombre de catastros. En la reforma de Fernández Villaverde, el 27 de marzo de 1900, se ordena la formación de un catastro por masas de cultivo y clases de terreno, la rectificación de cartillas evaluatorias y la composición de un registro fiscal de fincas y granjería. Pero no será hasta la Ley de 23 de mayo de 1906 cuando se instaure en España un auténtico catastro parcelario, abandonando la evaluación por masas de cultivo y haciendo la valoración de la riqueza más equilibrada.
1863. Buera
Original. Papel. Castellano. 1 doc. Libro. 310 x 220 mm.
A.M.S. B 5/2
Reprod. parcial